Rocío y Pablo tenían previsto casarse un año antes de la pandemia, sin embargo, todo cambió con la llegada de ésta.
Los planes cambiaron, pero no su sueño de casarse y celebrar la boda que siempre habían deseado. Ni para la pareja ni tampoco para su Wedding Planner, Eva Rosal, fue fácil volver a retomarlo todo, pero las ganas e ilusión seguían intactas y era hora de ponerse manos a la obra.
“El amor no tiene fronteras, ni límites y el 27 de agosto llegaba con mucho calor. El equipo estaba decidido a hacerles felices, así como a sus familiares y amigos así que nos pusimos manos a la boda”.
Hacienda Ochoa fue el espacio elegido para la celebración del convite y La Espadaña como marco para la ceremonia civil. El patio sevillano era perfecto para celebrar el cóctel y el salón de Caballerizas para ofrecer la cena de gala. Fue en el Patio del Aljibe donde la fiesta brilló durante 7 horas. Todo estuvo decorado con un estilo vintage.
A ambos les gustaba la idea y no lo dudaron. Los toques románticos no faltaron. Escogieron una mantelería beige para el momento del cóctel, además de faroles con velas naturales. Para el banquete, los tonos malva, rosa empolvado y natural fueron los predominantes, e hicieron muy acogedora la cena. “El toque de la cristalería rosa le daba ese punto romántico”.
La ceremonia civil fue de lo más emocionante y es que no faltó detalle. “Nos dejó momentos tan entrañables como el recuerdo de los invitados del corazón, el sí quiero y los votos cantados de Rocío al compás de las sevillanas. Sin duda, una gran historia de amor que merecía el mejor de los comienzos”.
¡Muchas felicidades!