
Mónica y Pablo se conocieron en noviembre de 2016 aunque no fue hasta febrero de 2017 que empezaron a entablar relación.
Ambos se encontraban en un momento de sus vidas en el que eran felices tal y cómo estaban. Sin embargo, cuando sus caminos se cruzaron en la farmacia del Instituto Valenciano de Oncología, donde Mónica realizó las prácticas de la carrera, supieron que estaban hechos el uno para el otro. Después de tres años de relación Pablo preparó un viaje sorpresa a Lisboa, una ciudad que siempre será especial para ambos por todo lo bueno que les ha traído. “Allí me pidió matrimonio después de cenar en Belcanto, un restaurante con 2 estrellas Michelín que lidera el chef Jose Avillez”, recuerda la novia.
Ella, sorprendida y muy emocionada respondió que ¡‘sí’! Tras compartir la buenísima noticia con sus familiares y amigos se pusieron en marcha con los preparativos hasta que la pandemia truncó sus planes. Si algo tuvieron claro es que esperarían lo que hiciera falta, pues querían casarse sin restricciones ni mascarillas. Querían que todo saliera perfecto y así fue.

La pareja se casó el pasado 10 de septiembre en la localidad valenciana de San Juan del Hospital y la celebración tuvo lugar en Mas D’Alzedo (Riba Roja). “Era el lugar donde nos sentíamos identificados, una masía del siglo XVIII acogedora, cálida y con varios “plan B” por lo que pudiera pasar. “
Si algo tuvo claro Carolina fue la elección del diseñador de su vestido de novia. No podía ser otro que Jesus Peiro. “El vestido fue personalizado. Añadieron una manga de tul y otra de crepé que seguía con la estructura que ya tenía el vestido. Sin tener ningún diseño pensado, quería que mi vestido reflejara mi personalidad y, sin tenerlo en mente así salió”. Se trataba de un vestido asimétrico que la novia define como “más serio y sencillo por delante y más atrevido y transparente por detrás”. Asegura que la experiencia vivida con Jesus Peiro fue “única e impecable”. Recuerda que cuando tuvo en su cabeza cómo sería el vestido tuvo la misma sensación que cuando conoció a Pablo, porque siempre supo que sería él. “De hecho esa noche, el vestido también me quitó el sueño al igual que hizo Pablo en su momento, al principio de conocernos”. La cosa no quedó ahí y es que Mónica lució un segundo vestido para la parte más desenfadada de la celebración. Se trataba de un vestido largo de flecos firmado por Womance. “Era un vestido que tenía claro que quería llevar en algún momento especial de mi vida”.
Del maquillaje se encargó Ana Rubio y del peinado, su propia cuñada, quien tiene una peluquería y nos comenta que es una crack. Además, también fue Ana quien le regaló el ramo. Lució unos pendientes de Argimiro Joyeros y unos zapatos personalizados de Flor de Asoka.
Tras darse el “sí quiero” se trasladaron a la masía donde tuvo lugar la celebración en un Jaguar XJ Sovereign de 1986. Allí les esperaba un grupo de música en directo que amenizó el cóctel, así como un saxofonista que dio paso a la fiesta.

Guardan unos preciosos recuerdos en sus retinas, pero además tendrán imágenes de aquel día para recordarlo toda la vida gracias a Olga de Dark Orange Photography y a Javier Ceres que se encargó del vídeo. “Después de haber disfrutado de cada momento del día de la boda como si fuera único, sin duda a día de hoy es el mejor día de nuestras vidas y haríamos lo que fuera por volvernos a dar el ‘sí quiero’, sin cambiar absolutamente nada.
Después de haber vivido el mejor día de nuestra vida, ambos sentimos que nos queremos más.”