Cuando Merche Segarra comenzó a diseñar la nueva colección, tuvo una visión del momento volumétrico de una organza vaporosa. Un gran velo sutil y transparente la envuelve.
Es la novia. Con esta idea central de gestionar la luz y ponerla al servicio de la silueta, comenzó a enfrentar tejidos pesados con otros más ligeros y transparentes, creando nuevas formas que rompen la figura por la diferencia de volúmenes entre ellos. Un efecto de superposición, acentuado por la presencia del velo, le permitió una tercera dimensión de crisálida en movimiento.
Encontró tejidos que permitían el paso de la luz: devorados, brocados, fil coupé; otros que la reflejaban, como el líquido satén; y otros que la multiplicaban en destellos y reflejos, como el tul escarchado o la gasa bordada de cristal. Las joyas, cabujones de cristales facetados, surgieron como elemento de estilismo: sus destellos luminosos titilan y resplandecen anunciando la llegada de la novia.
En los detalles, se avista la tendencia: hombros desnudos, escotes palabra de honor que vuelven para quedarse, asimetrías, caídas de largos diferentes, tirantes y escotes balconnet y cuadrados, botones-bola, efectos 3D y cut-out. Y los nuevos lazos, partidos por cremalleras o botonaduras, que dividen un adorno clásico de forma inesperada. Los volantes flotan con puntillas y con hilos de celulosa, de seda y de algodón; o se estructuran en ondas en una novia sofisticada y arquitectónica.
En términos gráficos, el círculo es el tema. Desde el topo, que llega de la mano de la tendencia Lady, hasta las esferas de brocados y gofrados, pasando por el plumetti o el caviar de glitter, aparecen en todos los tamaños posibles como estrellas rutilantes.
La línea de los vestidos se relaja hacia volúmenes intermedios con cortes evasé y faldas capa, asirenadas, en un ejercicio de patrones muy actual. Siluetas lápiz se contraponen a estructuras vaporosas en ese juego esencial de la doble silueta. La colección cuenta con una cápsula de piezas, los Separates, que permiten jugar con el estilismo y ofrecen a la novia otras posibilidades de look.
LUMIÈRE es la novia encendida. Un revoloteo chispeante de feminidad y alegría, y la emoción contenida. El brillo de una gota de luz bajo el velo. Llega la novia. El mundo se ilumina.